Arte Ilegal, o Estupidez Gobernante

Cada vez el odio y la violencia de Estado muestran sus caras más crudas. Poco a poco este Estado supuestamente abierto, democrático, se va transformando en algo deplorable. No sé si llamarlo fascismo, aunque el término no sería inapropiado.

En el DF, la policía "expropia" predios en manos de narcotraficantes con lujo de violencia, y de igual modo reprime manifestaciones populares. En el país, la "guerra contra el narco" (que no se le debería llamar guerra puesto que los narcotraficantes ni son un ejército ni tienen una organización con normas basadas en algún código ético) ha convertido a varias ciudades en lugares "sitiados" por el ejército. En San Luis Potosí y otros estados, l@s legisladoræs panistas violentan a las mujeres al prohibirles el derecho a decidir sobre su propio cuerpo. Y en Chiapas, el arte se vuelve ilegal.

En San Cristóbal de la Casas, Chiapas, el cabildo municipal ha aprobado una sanción por 20 mil pesos a quien sea sorprendido haciendo pintas en inmuebles públicos o particulares y una gratificación de 5 mil pesos a quien denuncie y/o detenga a los responsables de estas pintas. Ahora bien, la mayoría de quienes practican esta actividad son de clase media baja, ¿de dónde van a sacar 20 mil pesos? Y, ¿cómo es que pintar un trocito de muro resulta tan caro? Es obvio que lo que se busca es que el responsable, sin los recursos necesarios para cubrir tal sanción, termine confinado en una cárcel. Por otro lado, ¿quién puede delatar a los que pintan? Por lo regular nadie, salvo los mismos amigos del artista, sabe que se pretende hacer una pinta. Es decir que lo que busca el cabildo es poner en enemistad a miembros de un mismo grupo social, de un crew. Divide y vencerás. Aunque siendo realistas, no creo que alguien vaya a delatar a un valedor por 5 mil mugres pesos. La lealtad entre la banda es fuerte.

Lo que se me hace el colmo y el hazmerreír es la decisión del cabildo de conformar una base de datos con los nombres de los compradores de latas de aerosol. Lo que pretenden es, primero, que ningún menor de edad pueda comprar latas de aerosol (así como si fueran cigarros) y, segundo, que al momento de efectuar una compra de este material, el comprador presente su identificación del IFE y el vendedor lo registre en la mentada base de datos.

Esto me recuerda a lo que hace la SGAE en España. Allá, cuando compras un paquete (me parece que con 50 piezas) de discos vírgenes, se te cobra un impuesto de 5 euros que va directamente a las arcas de la SGAE. Este impuesto es por si acaso se te ocurre hacer piratería con los discos y se supone que es para reparar los daños de la piratería contra el derecho de autor. Es decir que, si lo que quieres es grabar tus fotos, algún paquete de datos propios o incluso las canciones que tú mismo compones y grabas con tus propios medios, de todos modos le pagas esos 5 euros a la SGAE, aunque los derechos de autor te pertenezcan. Castigar antes de cometer el delito. Así en San Cristóbal, si lo que quieres con esa lata de aerosol es pintar tu bicicleta, una pared de tu cuarto, hacer una manta para una marcha, cubrir un rayón de tu automóvil o hacer grafitti legal, de todos modos tu nombre va a la susodicha base de datos. Criminalizando a todos los ahí contenidos. ¿Qué pasa si eres un artista plástico y quieres hacer trabajos con aerosol? También vas a la base de datos. Esto es resultado del siguiente sofisma (silogismo aparente):

El grafitti es ilegal.
El aerosol es necesario para hacer grafitti.
Por lo tanto, el aerosol es ilegal.


Así piensan los gobernantes de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, por estúpido que suene.

Lo que más me ofende, como amante del arte en general y del arte contracultural en particular, es esta ilegalización de la gráfica callejera. No niego que pintar en muros públicos o particulares sea un atentado contra la propiedad privada (la cual debiera ser abolida, pero ese es otro tema), pero tampoco las autoridades deben negar el arte contenido en el graffiti. Y volver ilegal al arte es tanto como negar la naturaleza humana.

Lo triste es cuando el pueblo se traga todos estos argumentos esgrimidos por las autoridades y en un acto de suprema estupidez cae presa del pánico y del odio a sí mismo. La maldición de la Malinche, como dice Amparo Ochoa, consistente a negarnos a nosotros mismos como pueblo mientras exaltamos a los extranjeros. En este caso, la negación es a un grupo social, mientras se exalta a la clase alta.

El asesinato de Víctor Martín Penagos Estrada "El Burla", graffitero, a manos de Nicolás Gómez Sántiz, velador del hotel Maya Quetzal de San Cristóbal de las Casas es producto de esta negación y estigmatización. Porque un velador, lo mismo que un joven graffitero, forma parte de la inmensa mayoría de los dueños de nada, de los que sólo nos tenemos a nosotros mismos y a los nuestros. ¿Por qué entonces quitar la vida a un semejante en defensa de los intereses ajenos? ¿Por qué si no por la constante estigmatización de todo aquello que atenta contra las "buenas costumbres"? Este es un acto de odio, de odio inculcado desde arriba entre los de abajo, para que los de abajo matemos a los de abajo. Un crimen como este, el asesinato de un artista, callejero, pero artista al fin y al cabo, no debe pasarse por alto. Porque si hoy ilegalizan el arte visual, ¿mañana serán ilegales los preformances hechos en la vía pública? Si hoy se persigue y mata a quien pinta una pared, ¿mañana se encarcelará y torturará legalmente a quien grite contra el poder de los de arriba?

Manifestémonos contra las medidas del Ayuntamiento de San Cristóbal de las Casas, que han desencadenado la persecución de l@s graffiter@s; por un juicio justo y transparente, sanción y reparación por el asesinato de Víctor Martín Penagos Estrada; y por la implementación de mecanismos de participación ciudadana, en particular para l@s jóvenes, que permitan el diseño de políticas públicas basadas en el respeto a los derechos humanos de tod@s. (Revisa este texto para mayor información.)

El arte, lo más bello de nuestra humanidad, no debe ser ilegal. Y ya para finalizar, recordemos a Alejandro Dolina: "El arte es la rebelión del hombre ante la malvada estupidez de los sucesos cotidianos". Rebelémonos pues.

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