No fue la contaminación

A ver, según dijo el tal Lujambio, se trató de contaminación ambiental y su señora lo secundó. Luego fue a ver a los niños y les dio pizzas. Don't mamar, como si con una pizza se curaran las lesiones oculares sufridas. Lo ideal hubiera sido que la SEP o el director de la Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil (Enrique Barrios) se hicieran cargo de los tratamientos médicos para los infantes. Pero no, en lugar de eso, muy cobardemente, tanto el director de la orquesta como el titular de la SEP le echaron la culpa a la contaminación.

Pero no contaban con que saben más de medicina los médicos que los funcionarios públicos. (De hecho algunas veces se nos olvida a todos este pequeño detalle.) Y entonces la verdad fue desvelada (o develada, como les suene más bonito). El director del hospital Dr. Luis Sánchez Bulnes de la Asociación para evitar la Ceguera en México, que es donde recibieron atención los infantes, descartó la farsa de los funcionarios explicando que lo que pasó fue que, como los músicos estuvieron tanto tiempo expuestos a radiaciones ultravioleta no filtradas por la atmósfera, fueron afectados por cratoconjuntivitis actínica.

Lo bueno, dentro de lo malo, es que a los padres de familia no les vieron la cara. A pesar de que los funcionarios defendieron su postura de que se trataba de contaminación, ellos no se han dejado envolver en esa mentira. Ojalá tomen acciones legales en contra de quienes no tuvieron el menor cuidado para con l@s niñ@s, en particular, el director de la orquesta. Y lo otro bueno es saber que estas lesiones son reversibles y sin secuelas ni efectos a futuro.

Esperemos que esto no se repita.

Acá está la nota de La Jornada, para que lean más.

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