Como una válvula de escape, mi blog

¡Chin! ¡Sí es cierto! No lo quería creer, me negaba ante tal aseveración, pero es imposible no mirar tal cosa. Alguien me dijo que yo sólo escribo (o sea, textos míos) en el blog cuando ando enojado. Que casi todos mis posts son de que estoy emputado con esto, enojado con aquello, encabronado con estos, harto de esto otro.

Yo decía que nel, que también tengo cuentos, opiniones políticas, narraciones chuscas (luego me di cuenta de que es sólo una), fotos y las cosas que me mandan al correo y me parecen graciosas y/o interesantes. Y que me dice que sí, que sí tengo varias secciones, pero que cuando revisa mis textos (de mi autoría) la inmensa gran mayoría están escritos con enojo.

Entonces me puse a revisar y, sí, sí es cierto. Me quedé pensándolo un buen rato. Luego otro y otro buen rato más todavía. Lo volví a pensar, lo mascullé, lo juguetee entre mis dedos, lo inhalé, lo bebí, lo engullí… finalmente pude digerirlo y, claro, evacuarlo.

Resulta que sí, escribo encabronado, porque cuando me encabrono me dan ganas de gritar las cosas, de correr la voz. Me dan ganas de hacerla de pedo. Sólo que, espero que ya lo sepan, detesto la violencia sin sentido y prefiero la no violencia. Entonces habría que decirlo, habría que exteriorizar mi enojo a través de la palabra hablada. Pero luego la gente se pone mal cuando ve a alguien hablando en un microbús (un foro muy común), hablando solo, gritando su odio, o (los más aventurados) acercándose de persona en persona a comentar sus ideas. Y platicarlo con mis amigos está cabrón, primero porque por esto de la vida laboral es muy difícil coincidir con ellos y cuando se da esta coincidencia lo que menos se desea es amargar el momento y lo mejor es cotorrear chido y olvidar las crueldades de la vida.

Entonces la solución ideal es escribirlo, pero escribir para guardar el texto es tonto, por más mierdero que sea el texto final, me parece que es bueno comunicarlo, finalmente en la comunicación (o incomunicación) se basan la cultura y la civilización humanas. Y bueno, si el texto es muy mierda pues nadie lo va a leer, pero ese ya no es pedo del autor. Pero resulta que no trabajo como columnista en ningún diario, así es que decido postear en mi blog.

Además, es como una terapia de relajación. Con cada palabra que se plasma en la pantalla, con cada frase concluida, con cada punto y aparte, y con ese tan satisfactorio punto final la tensión se va alejando, el enojo se va domando y mi emputamiento poco a poco comienza a desaparecer. Luego ya son las mismas palabras escritas las que me hacen seguir escribiendo.

Así que sí, sí escribo en mi blog cuando estoy encabronado, y estaría chido saber que más blogueros hacen algo similar. Es mi válvula de escape.

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