Servicio de primera y tarifa de tercera

Así, con el título de este post era como, durante el año pasado, se manifestaban los microbuseros de la Ciudad de México a favor de un aumento de la tarifa en el transporte colectivo que ellos operan: los microbuses. Y siendo realistas, sí hacía falta ya un ajuste de tarifa, ya que en esta ciudad, el pago mínimo para abordar alguna de estas unidades era de $2.50, cuando en Puebla, por ejemplo, en el mismo año era de $4.00 (mínimo y máximo), en el estado de México de $4.50 llegando hasta $11.00 o más, en Guanajuato era de $5.00 mínimo.

Entonces resulta que los microbuseros defeños comenzaron a exigir un aumento de tarifa. Argumentando que los costos de sus insumos se habían elevado bastante desde el último ajuste de tarifa. Lo cual es cierto, sobre todo en cuanto al costo de los combustibles. Bueno, pues su argumento principal, como ya les dije, era que brindaban (según ello, claro está) un servicio de primera.

¿Y sí es de primera? Ni madres. ¿Cómo va a ser un servicio de primera si se pasan los altos, circulan con las puertas abiertas, hacen paradas donde se les antoja y, en el caso de haberlos, circulan por los carriles interiores de las avenidas? Además de "aventar" su unidad a diestra y siniestra sin importarles quién venga en los carriles laterales, "echar carreritas" en las avenidas y, consecuentemente, frenar de golpe ante la solicitud de bajada por parte de los usuarios. Súmenle también su incesante petición: "nomás recórranse para atrás de favor", cuando atrás ya no cabe ni un lápiz. Aún así lograron su cometido y la tarifa de los microbuses subió en 50 centavos.

¿Que por qué les cuento esto? Pues es que ayer, rumbo a mi casita, me tocó subirme a un microbús conducido por el cafre estereotipo. Y ante tan salvaje manera de manejar, se me ocurrió gritarle "está chido tu servicio de primera" en un tono mucho más que sarcástico. Se hizo el que no escuchó, porque hasta lo grité. Cuando ante un tope no frenó y salimos volando varios de los pasajeros volvía a la carga y le dije "órale animal, no traes carga". Entonces el animal en cuestión me miró con odio jarocho a través de su retrovisor y dijo "si no te gusta bájate". Yo, ya bien encabronado ante tanta patanería le contesté "ni madres, te pagué mi pasaje y aquí no es mi bajada". Ahí fue cuando pensé que ya todo había valido madres y que me iba a dar uno buenos cocolazos. Pero en el preciso momento en que el wey se disponía a responder aún más emputado, que sale al quite el público usuario. Más exactamente una señora como de unos sesenta años. Bien ruda la doña le dijo al microbusero "órale cabrón, maneja y déjate de pendejadas que el chavo tiene razón". Yeah, me sentí bien por la defensa estoica de la doñita. Y ya luego un tipo como de unos treinta añejos le dice al chofer "debería darte vergüenza manejar como manejas, animal". Después varios le empezaron a decir cosas nada sutiles al operador de la unidad, que nada más movía la cabeza de un lado a otro como queriendo responder pero con miedo de hacerlo. Yo me bajé dos cuadras adelante y ya no supe en qué se acabó el asunto.

En fin, que de servicio de primera no tienen nada.

Comentarios

  1. el pedo de los micros no se resume solamente al pesimo servicio que dan los señores choferes, ni las mordidas de transito alas que son sujetos, esta el gran pedo de la mafia que controla el servicio publico de traslado,los compas que son consesionarios que son los directamente beneficiados, en fin un gran tema de disquisicion sobre la forma en que nos movemos en la ciudad

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  2. Claro bro, tienes toda la razón, súmale a eso el costo de manutención y todas las variables que haya. Habría que detenerse más en este tema.

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