Amante de la música

Ser amante de la música es bueno. Y de la música en general, así -casi- sin discriminar, pues me parece que es mejor. Y es que, como ya he dicho antes, a mí me gusta escuchar muchísimos géneros musicales. No soy de esas personas que se casan con un género y toda la vida oyen sólo punk, o sólo rock, o sólo boleros. No. A mí me gusta andar escuchando y descubriendo música a diestra y siniestra. Claro, con una que otra precaución. Procuro no escuchar música mercantil, es decir, música hecha expresamente para vender, así como casi todo el pop, todo el japiponk, el reguetón y la duranguense.


Últimamente he estado escuchando mucha música en otros idiomas, antes acostumbraba sólo escuchar música en español para saber qué es lo que cantaban los cantantes. Pero gracias a que en la web se pueden encontrar las letras, las traducciones o crear una aproximación con algún traductor automático, pues me he aventurado a escuchar música en otros idiomas, como en alemán (Berlín Boom Orchestra), en magyar (Pannonia Allstars Ska Orchestra), japonés (PuffyAmi Yumi), asturiano (K-NalóN) y un montonal más de los que no me acuerdo en este preciso momento.

Mi colección de música, por lo tanto, ha ido creciendo exponencialmente. En mi disco duro casero, con una capacidad de 80 GB (pobremente), ya ha ocupado más del 70% en varias ocasiones, luego de las cuales he tenido que verter toda es información musical en decenas de DVDs y CDs. El disco duro de la computadora de mi oficina, del que sólo puedo tomar 5 GB para almacenar datos personales, lo cual es una bicoca, tiene unos 30 GB sólo de música. Es que luego no me alcanza para comprarme unos cuantos discos vírgenes y poder sacar la música de la PC.

Ahora bien, el problema no radica en la cantidad de música en sí. No, no hay pedo en tener tanta música, aunque tenga unas 7 torres de DVDs y CDs retacados de archivos mp3. El problema es que la fui almacenando a lo bestia, sin llevar ningún control. Y por eso más de la mitad de dichos discos aún no está considerada en la base de datos que estoy haciendo para saber dónde está cada álbum musical. Tarea que, por cierto, promete ser más que titánica.

Pero el problema realmente grave es que, con esta vida ajetreada, a veces no me da tiempo de gozar de la música. Es decir que a veces no escucho música para nada. O que la pongo y no tengo la oportunidad de ponerle verdadera atención. Así que, no sé cómo, pero tengo que crearme un espacio, por pequeño que sea, para poder gozar de la música como antes lo hacía.

Ah, y claro que sigo en busca de sonidos nuevos. Siempre estoy en busca de sonidos nuevos. Y si ustedes tienen algo de música que quieran compartir, es bien recibida.

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