El Museo de la Cerveza

Así, con ese nombre un tanto ostentoso es que se hace llamar un barsito en el centro de la Ciudad de México. Allá por las calles de 5 de Mayo y Bolívar. Tiene 4 mesas para dos personas y por eso siempre está lleno. La decoración y en sí el lugar están chidos.

Lo que no está chido es el servicio. En la carta que te dan al llegar, las cervezas a elegir están ordenadas por país, hay belgas, alemanas, mexicanas, chinas y de otras latitudes, porque es el Museo de la Cerveza, según. Y digo según porque al entregarte la carta, siempre, el mesero en turno te explica que "por ahorita" no tiene ésta ni ésta ni ésta…, es decir que, de unas 30 cervezas en la carta, sólo tiene una o dos, porque las demás no le han llegado. Y nunca le llegan. Entonces dices, bueno, ¿pues cuál sí tienes? Claro, el hecho de que no haya tanta variedad te ayuda a decidirte sobre cuál chela pedir, ¿o no?

Y ya te tomas tu cerveza y te llevan un platito con pretzels para que estés botaneando mientras cheleas. Pero yo odio los pretzels, son tan insípidos, tan sin-chiste, lo único a lo que saben es a sal. No sé, me gustaría más unos chicharroncitos o unas papitas. Bueno, si pagas por la botana pues ya se pone más sabrosa, pero muy austera.

Así que, ya para no hacer esto cansado, no les recomiendo para nada ir a ese lugar, no es lo que dice ser y la neta es caro para el servicio que brinda. Ah, y les prometo que voy a buscar un lugar donde se puedan beber chelas internacionales con un mejor servicio.

Comentarios