Sobre los supuestos orígenes de esta nación

Y ya entrados en el tema este de la identidad nacional, déjenme quejarme bien de una vez y a gusto. Y es que nuestra identidad como nación se fundamenta (como muchas otras identidades oficiales nacionales en el mundo) en un lindo mito fundacional. Un mito fundacional como el de Rómulo y Remo, por ejemplo. El mito del águila devorando una serpiente, tan arraigado en el ideario nacional que es el elemento céntrico en la bandera de este país.

Sobre este asunto, hay quienes aseguran que es un mito malinterpretado por los europeos (no sé por qué no me extrañaría que así fuera), que el águila no está devorando una serpiente, que más bien el águila tiene en su pico el glifo Atl-Tlachinolli, pero en fin, el caso es que es un mito fundacional mexica, no español. Pero, ¿por qué? ¿Por qué no usar algún santo católico o algún elemento del ideario español medieval?

Dicen los que saben que eso se explica por la simple y sencilla razón de que los criollos, al separarse de la metrópolis, necesitaban diferenciarse de todo lo que ésta representaba. Recordemos que la independencia mexicana la llevaron a cabo los españoles criollos, no los indios ni los mestizos y mucho menos los negros. El caso es que para tener una identidad propia, se apropiaron (es una elegante forma de sustituir el verbo robar) de lo que no era suyo, pero que estaba en "sus" tierras. Así enaltecieron el pasado prehispánico asumiéndose sus herederos. Sí, según los criollos, los indígenas que no murieron en la conquista no eran los herederos del pasado prehispánico, sino ellos mismos, hispanos. Es un acto de magia que ni Merlín podría siquiera asemejar. ¡Qué cosa más extraña!

Luego entonces se produjo una enorme contradicción: por una lado, se enaltece al indio muerto, a Cuahutémoc, Nezahualcóyotl, Moctezuma y tantos más, y por otro se desprecia al indio vivo, se le tacha de borracho, de fanático, de flojo, de sucio, de ignorante; se le señala como obstáculo para el progreso, para la modernización de la nación. En el ideario colectivo, hablar en algún idioma indígena es sinónimo de retraso y es muy mal visto. Todo esto hace que los indígenas se autoestigmaticen y muchos de ellos nieguen su propia identidad abandonando sus tradiciones, su cultura, su identidad, su lengua; o diciendo que hablan un dialecto (despectivamente) y no un idioma.

Todo eso se ha perpetuado hasta nuestros días. Gracias a políticas de gobierno encaminadas a asimilar a las poblaciones indígenas, a integrarlas en la construcción de una nación. Y obvio, esta integración implica que dejen de ser indios (como si eso fuera posible), implica una negación de su pasado, de su identidad, de su cultura. También gracias a Televisa y TV Azteca que enaltecen una imagen del mexicano nice, fresa; mientras desprecian a todo aquel que no viste ropa de marca, que usa huaraches, es decir a todo indito.

Ah, pero eso sí, a la hora del partido de soccer de la selección nacional se usan frases como "la selección azteca" ¿Azteca? ¡No mamen!, los aztecas (habitantes de la mítica Aztlán) nada (o muy poco) tienen qué ver con la población mestiza a la cual pertenecen los futbolistas de la selección. Y por cierto, ¿se acuerdan de la playera de la selección que tenía a la piedra del sol en su diseño? Todo un pinche insulto. Y es que existe un enorme orgullo nacional por las pirámides de Teotihuacán, el Templo Mayor, Tikal, Chicén Itzá y Palenque. Pero cuando se habla de los descendientes de los creadores de tan magníficas obras de arte, simplemente se olvida todo lo anterior y se pisotea sistemáticamente a dichos descendientes. Hipocresía identitaria, es lo que llega a mi mente cada vez que pienso en esto.

¿Y así se van a celebrar doscientos años del nacimiento de México? ¿Así con una identidad nacional robada, mal sustentada, autonegada? (Eso explica por qué yo me considero defeño antes que mexicano) Lo siento, pero realmente yo no quiero ser partícipe.

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