Fifo

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Lectura en voz alta de Zachary Jones:


Tal vez sí estaba loco, eso decía toda la gente, pero... quién sabe, él era muy extraño. Nunca hablaba con nadie, ni siquiera dirigía su mirada hacia ningún ser vivo, excepto claro, hacia su perro.

Y lo malo es eso, que su perro no es un perro, es un trozo de madera pintada, no tiene ni siquiera forma de perro, pero él dice que es su perro. Se llama Fifo. Bueno, es que esa fue la primera palabra que se le ocurrió cuando le pregunté por el nombre de su mascota. Él y Fifo siempre estaban allí, juntos. Afuera de la fonda de doña Fran. A Fernando no le caían bien, Fernando decía que era un drogadicto. Yo digo que sólo le gustaba soñar.

Y eso, tal vez, también es lo malo, porque soñaba despierto, porque se la pasaba soñando. Fernando es el hijo de doña Fran. La semana pasada lo quiso correr a patadas con todo y Fifo. Yo lo vi desde mi casa. Desde la ventana de mi cuarto puedo ver todo lo que pasa en la fonda de doña Fran. Fernando llegó con una escoba y lo agarró a escobazos y también lo pateó, que porque según asustaba a la clientela, dijo. Si ni es cierto, les caía bien a los que iban a la fonda.

Se para en la puerta con Fifo en su mano izquierda, apretándolo contra su pecho, contra su corazón, y la mano derecha en el aire, moviéndola como se mueven los pajarillos cuando vuelan. Él habla muy bonito. Cuenta muchas historias. Historias de duendes, nomos y hadas. Historias fantásticas. Historias de los antiguos. Historias de los dioses. Historias de la gente. Historias de muchas cosas. La gente le aplaude y le da dinero. Siempre sonríe. Pero nunca dirige sus ojos hacia los de alguien más.

Fernando le pegó mucho, él sólo se encogió tratando de proteger a Fifo. No hizo nada para defenderse porque no es agresivo ni violento. Por eso no se defendió. Luego llegaron unos chavos de la prepa, vieron lo que pasaba y agarraron a Fernando. Ellos van a la fonda especialmente a oír las historias. Sus historias. A veces lo invitan a que se siente a comer con ellos. Nunca quiere. Pero ese día, cuando lo defendieron, ese día sí quiso, se sentó con ellos. Fue la primera vez que vio a alguien a los ojos. Les dijo “gracias”, sólo eso. Luego siguió comiendo. Fifo estaba con él, como siempre.

Dicen que la golpiza lo deshizo por dentro. Desapareció unos días, nadie sabía nada de él. Yo sí lo vi una vez, lo extrañaba tanto que un día me salí a buscarlo, me salí a escondidas. Lo encontré en un callejón, acostado en el suelo y abrazando a Fifo, parecía que lloraba. Desde que entré al callejón él me reconoció, me habló. Doña Fran no sabía qué decirle a los chavos de la prepa cuando le preguntaban por él. Se murió. Fernando lo mató.

Todos los que iban a la fonda lo van a extrañar, todos. Ese día en el callejón, cuando lo busqué, él me regaló a Fifo. Él me dijo que yo le caigo bien sin dejar de mirarme a los ojos.

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