Viajesote por la tierra de los zapotecos y mixtecos

Recientemente fui a Oaxaca, después de casi 10 años de no ir. Y, además, nunca había ido ni a la capital ni a ningún sitio de los que visité en esta ocasión. (Antes fui a la tierra de los mixes.)

Fui como parte de una práctica de campo a cargo del Dr. Ernesto Vargas Pacheco y les quiero compartir un poco de lo que me hizo reflexionar este viaje y algunas fotos del lugar.

=San José Mogote=

1. Admiro enormemente al Dr. Vargas Pacheco. Es un hombre que en apariencia tiene un montón de años, pero en esencia es un chavo de 25 o menos. Verlo subir el cerro, las edificaciones, caminar bajo el sol y no quejarse de la inclemencia del clima o de la zona es algo digno de mis respetos. Y claro, las ideas que rondan por el pensamiento del doctor son de otro nivel.

=Sto. Domingo, en el centro de Oaxaca=

2. Salir con la banda y convivir con esa bola de sujetos me hizo apreciar eso que se llama amistad. Ya sé, suena cliché, mamón y lo que quieran, pero, como una antropóloga física[1] dijo acertadamente, "en estas salidas es cuando conoces a la [verdadera] banda". Y quiero agradecer desde este espacio a esa banda que me acompañó, los quiero (y no estoy borracho).

=Comprando mezcal=

3. Comí delicioso. Me encanta probar comidas ajenas a mi cotidianidad. El mole de Oaxaca es la pura sabrosura. Los tamales riquísimos. El tasajo también. ¿Y qué decir de esa bebida tan deliciosa y adictiva llamada TEJATE?[2], me encanta. Ah, y el mezcal es la neta, LA NETA.

=Monte Albán=

4. No voy a decir que la gente es una lindura, porque no es cierto. Culeros y buena onda hay en todos lados. Tampoco voy a decir que la gente es bellísima, porque aplica la regla anterior. Simplemente, la gente es más... tropical.

=La catedral... y los maestros=

5. Definitivamente yo no fui hecho para las zonas cálidas. Por las noches el calor no me dejaba dormir.

=Zaachila. No es un cerro, es una estructura no excavada=

6. Estuvo agradable permanecer un poco alejado de las tecnologías. La verdad es que he llegado a un punto en el que no puedo imaginar mi vida sin las computadoras (trabajo, estudio y me distraigo con estos artefactos), pero allá no las necesité y fui feliz.

=Mitla: lo prehispánico y lo colonial=

7. Como han de saberlo, me gusta la música feliz, es decir, reggae, ska, son y esas cosas sabrosonas, pero después de 3 días de solo oír esas músicas terminé harto, hasta la coronilla de la música feliz. Lo primero que hice al volver a casa fue atascar mis oídos con punk, metal y rap. Ah, odio el punchis-punchis.

=Yogul, vista general=

8. Hablando de cosas más serias, estar en Monte Albán, Atzompa, Lambityeco, Zaachila, etcétera, me ayudó a sacar de mi cabeza esa cosa horrorosa del centrocentrismo[3] y a apreciar de mejor manera las grandezas de pueblos como el zapoteco y el mixteco.[4]

=Dainzú, juego de pelota=

9. Odio que la arqueología haga piramidiotas. ¿Cuál es el afán de siempre querer reconstruir todo lo que se encuentran? ¿Es acaso un trauma que hace a los arqueólogos mexicanos querer competir en grandeza y monumentalidad con sitios arqueológicos en Europa u otros lados? Me gustaría que se hiciera más trabajo de conservación que de restauración.

=Cocijo en Lambityeco=

10. Por último solo quiero recordar las palabras de mi profe Alejandro Villalobos Pérez: "lo mejor de un viaje es el regreso".

=Subiendo a Atzompa=

___
[1] Kãrinâ Ometöchtli
[2] Agradezco a Maluala por darme el tip de esa bebida.
[3] Lo sé, la palabra no existe, es una forma cómica de criticar la idea de que lo único valioso dentro del mundo prehispánico en México es el centro.
[4] Estos dos en Oaxaca. Durante las sesiones en aula, el Dr. Vargas Pacheco se ha encargado de ayudarnos a apreciar mejor a los mayas.

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