Comparando los desayunos callejeros de Oaxaca y el D.F.

Allá en la ciudad de Oaxaca (digo allá porque escribo desde acá en la Ciudad de México) hay unos vendedores ambulantes que ofrecen sus tamales y sus chocolates. Me resultó bastante sorpresivo notar que el chocolate lo llevan en polvo y cuando el cliente pide un chocolate preguntan si con leche o con agua. Entonces abren un compartimento de su carrito donde tienen el líquido necesario a una temperatura ideal (harto caliente). Ponen el chocolate en un vaso largo de metal y le agregan el agua o la leche y con ayuda del molinillo lo revuelven obteniendo una generosa y agradable capa de espuma. Luego vierten la bebida en el vaso de unicel y lo entregan al cliente.

Eso me encantó, el chocolate es de buena calidad y que lo preparen con molinillo es un bonito plus. Supuse entonces que, de vivir en Oaxaca, mis desayunos serían siempre felices. Aunque la verdad es que los atoles que se venden en el D.F. son la onda, esos de chocolate, de arroz con leche, champurrados, y esos de guayaba (me encantan esos de guayaba), punto para el D.F nomás por el de guayaba. Pero la verdad es que me agradó más la preparación del chocolate en vivo, punto para Oaxaca.

Pero resulta que hay un pequeño inconveniente, estos vendedores no andan por toda la ciudad de Oaxaca sino solo en el centro. Así que, qué chafa. En la Ciudad de México prácticamente cada barrio y, en casos de alta demanda, cada esquina de cada barrio cuenta con su vendedor de atoles y tamales. Uno puede conseguir con enorme facilidad un atole o una guajolota. Ni modo, punto para el D.F.

Comentarios

  1. Me encantaría saber cual es el aparato que usan en Oaxaca para sacar esta espuma en la calle

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