Y que sacan el karaoke

Seré sincero, odio el karaoke. Bueno, en sí al karaoke no. Odio que se pongan a cantar, porque luego ni cantan y nomás andan agrediendo a las trompas de Eustaquio del personal que ninguna culpa tiene de su mala entonación.

Ayer, en la fiesta, sacaron el karaoke. "Ya valió madres", pensé. Y sí, por un rato valió madres porque uno de los asistentes a la pachanga se puso terco a no soltar el micrófono y pues eso no tiene nada de buena vibra. Ya luego se lo quitaron.

Cantaron rancheras, norteñas, rancheras, rancheras y norteñas. Eso también me estresa. Lo chido fue que luego salieron las de Leo Dan, Leonardo Favio, Joan Sebastian y hasta Marco Antonio Solís. (En esta etapa fue cuando me agregué a la bola y fue especialmente divertido cantar "Ella ya me olvidó…" al más puro estilo del Cookie Monster)

Nos divertimos, pero tengo la ligera impresión de que los vecinos seguramente se ofendieron. Se encabronaron pues. Incluso postearon su encabronamiento en el FB. Resulta que eran las 2 de la mañana cuando apagamos el desmadre.

Y sí, este desmadrito fue posible gracias a los videos de karaoke que están alojados en el YouTube y a que la mamada esa de la ley SOPA no ha sido aprobada.

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