Ahorita

L'otra1 vez me puse a pensar en esta palabra: ahorita. No hay palabra que se refiera a un momento en el tiempo que sea más ambigua en el habla defeña2 que ahorita.

Ahorita puede denotar tanto una acción inmediata, como la postergación infinita de la misma.

Ejemplos:

1) Estás en una banca pública, esperando a alguien, que te tiene que decir algo para luego irse a algún lugar. A lo lejos ves llegar a ese alguien, corriendo, y cuando está en frente tuyo te dice:
–Ya güey.
–¿Ya?– preguntas incrédulo.
–Sí, ya, ahorita.
–¿Ahorita?
–Sí cabrón, ahorita, ya. En chinga.
Te levantas de la banca y se van, de inmediato, a algún lugar.

2) Un mocoso de unos 8 años está clavadísimo en un videojuego o en las caricaturas. Su 'amá está preparando de comer y le grita desde la cocina:
–¡Hijo! ¡Ve a comprar las tortillas!
–'Orita3 ma'– contesta con cierto enfado el chamaco.
–Pos ahorita es ahorita.
–¡Te dije que ahorita mamá!
Evidentemente el infante no irá de inmediato a comprar las tortillas y su madre, que está en la cocina preparando los sagrados alimentos, tendrá la necesidad de insistir tanto verbal como físicamente, es decir, le tendrá que soltar unos chingadazos al niño para que cumpla con el mandado.

Es curioso, ¿no? La misma palabra sirve para apresurar un suceso, evento, acción; como para postergarlo ad infinitum.

Así hablamos en el Defe. En la Ciudad de México pues.

1 Sí, voy a escribir como se habla.
2 Desconozco si eso pasa en otras ciudades.
3 Ah, y además, nos gusta ahorrarnos sílabas.

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