Sobre medidas, conceptos y demás salvajadas

No sé si en otros lados, pero acá en mi rancho (léase Ciudad de México), es demasiado común que en los cafés ofrezcan los tamaños de las bebidas con ciertos nombres, como "chico", "largo", etc. Pero bueno, eso a mí normalmente no me dice nada. Así que suelo preguntar de cuánto es cada tamaño, y a lo que me refiero con eso es a cuántos mililitros equivale la medida "chico" o "largo". Y sí, me desconcierta que me respondan en onzas y no en mililitros. Es decir, desde la primaria, la secundaria y en general en todo momento he sido preparado para medir el volumen ya sea en metros cúbicos o en litros. Y se supone que en nuestro país las medidas oficiales son las del Sistema Internacional de Unidades.

De repente con la banda teatrera se manejan ciertos conceptos que son, según yo, sumamente innecesarios. Y lo son porque se trata de voces anglosajonas que sí tienen equivalencia en castellano. De vez en vez oigo decir que el montaje es un work in progress, o que hay que mandar un book al director o al productor.

Con su permiso y sin él, yo me niego rotundamente a utilizar medidas, conceptos y demás salvajadas en mi hablar cotidiano cuando estas no son necesarias, cuando el idioma que hablo es tan rico que no necesita la implementación de barbarismos como los arriba mencionados. No, no es una cuestión de nacionalismos ni nada por el estilo, es que de verdad me gusta mucho mi idioma y mientras éste me provea de las palabras adecuadas para nombrar la realidad en la que vivo, no haré uso de las provenientes de otras lenguas.

Comentarios

  1. En Starbucks pides 'mediano', 'grande' y 'venti' #esneta

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    1. ¿Ah sí? No sé, nunca he ido a uno ni pienso regresar.

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