¿Apología de la violencia o Crónica de una guerra fallida? Morelos y Puebla vs El Komander y Calibre 50

Nota preliminar: No soy fan del Movimiento Alterado

Tanto el gobierno del Estado de Morelos (Graco Ramírez, PRD) como el del Estado de Puebla (Rafael Moreno Valle, PAN) han cancelado recientemente conciertos que daría el Komander[1] (Alfredo Ríos) y en ambos casos las autoridades han dicho que porque el cantante hace apología del delito y que por eso no está bien que se presente en sus respectivas ferias. En Puebla también cancelaron la presentación de Calibre 50.[2]

El Komander dice que estas decisiones políticas están en contra de su derecho de expresión. Por su parte, el vocero del gobierno poblano dijo que en su Estado está garantizada la libertad de expresión, pero que no pueden hacer apología del delito.
Tomada de www.domingoeluniversal.mx

Pero, ¿en realidad las canciones del Komander, Calibre 50 y otros grupos similares (pero no intercambiables) son apologéticas del delito? En sentido estricto, la apología es una defensa de una ideología o de un modus vivendi; la apología del delito sería la defensa del delito, de lo que la ley marca fuera de sus propios límites. Pero, si nos detenemos a escuchar las canciones de estos grupos, en realidad no se está defendiendo al crimen, ni tampoco se está incitando a que se lleve a cabo.

Los corridos y los narcocorridos (que se diferencian de los primeros por centrar sus letras en personajes y hechos relacionados con el narcotráfico) son, desde sus orígenes,[3] narraciones de eventos o cánticos biográficos. En sus inicios se trataba de noticias de la Revolución Mexicana que encontraban en las voces de los cantores un medio excelente para su difusión. De la mano, claro está, de las impresiones en papel de estos corridos.

Acabada la guerra civil de inicios del siglo XX mexicano, los corridos se centraron en otras gestas bélicas y luchas del pueblo. Por citar algunos ejemplos, la Guerra Cristera tuvo eco en los corridos. Óscar Chávez cantaba corridos dedicados a la lucha estudiantil de 1968. Durante los ‘70s y ‘80s del siglo pasado José de Molina compuso e interpretó varios corridos alusivos a las represiones de 1968 (de la cual fue sobreviviente) y a las guerrillas de tendencia izquierdista en México, periodo conocido como Guerra Sucia. Del lado comercial, Los Tigres del Norte han popularizado exitosos corridos referentes al narcotráfico desde los inicios de la agrupación, allá por 1971. Y claro, agrupaciones como Los Tucanes de Tijuana, Los Huracanes del Norte, Grupo Exterminador y un largo etcétera también han grabado grandes éxitos en el género.

A lo largo de todos estos años, el corrido ha mantenido su función principal, que es la de divulgar noticias sobre acontecimientos importantes.

Ahora bien, consideremos la situación del Estado Mexicano desde que el Lic. Felipe Calderón (el chaparro, pelón y con lentes) declaró la guerra al narcotráfico. Esta declaración de guerra se dio en diciembre de 2006, y al 2012 cosechó aproximadamente 116 mil muertes.[4] Algo así como 10 veces más decesos que en Afganistán durante la guerra con los EUA. Por cierto, durante el sexenio de Calderón la violencia creció tanto (ante la mirada inmóvil del Estado), que el número de periodistas asesinados llegó a 45, el más alto en un sexenio.[5]

Si los corridos relatan hechos, noticias relevantes, y si este país está sumergido en una ola de violencia y asesinatos, ¿no es de esperar que los compositores de corridos reflejen en sus letras la violencia que se vive en la nación? Como acertadamente declararon hace tiempo Los Tigres del Norte, mientras las noticias sigan hablando del narcotráfico y la violencia ligada a este fenómeno, los músicos intérpretes de corridos seguirán cantando narcocorridos.[6] Y aunque se censuren en la radio, se seguirán interpretando en bares, calles, mercados, plazas, cantinas, porque esa es la esencia informativa del corrido.

Pero regresando al Komander, sus corridos forman parte de una tradición literaria y musical que no hace apología del delito, sino un retrato (a veces no muy fiel) de la vida real. Dice Manuel Gil Antón, sociólogo del Colmex que “más que una apología de la violencia es un signo preocupante de que no hay esperanza para los jóvenes en México”.[7] Según yo, se trata más bien de la crónica de una guerra fallida.

Estas presentaciones canceladas no iban a realizar una exaltación ni una apología de la violencia. Lo que iban a hacer era volver visible un problema político, social y de seguridad en nuestro México contemporáneo. Que las autoridades digan que se trata de apología de la violencia es solo un uso discursivo del lenguaje en el que se estigmatiza a priori a las agrupaciones y solistas exponentes del narcocorrido con el fin de ejercer una censura que ayude a invisibilizar un problema que solo evidencia la incapacidad del Estado Mexicano de garantizar un estado de derecho y de paz.

Lo mismo hizo ya hace tiempo el PRI cuando a raíz del Festival de Rock y Ruedas de Avándaro se segregó y persiguió al rock. Sin embargo, y muy a pesar de las autoridades, silenciar las voces musicales no elimina el problema social de que hablan. Tanto es así, que el mismo rock se refugió en hoyos funky para sobrevivir y desarrollarse lejos de Timbiriche y demás agrupaciones creadas por Televisa.

Si lo que quiere el Estado Mexicano es que se dejen de escuchar narcocorridos, la solución es eliminar el contexto de violencia que los genera y del que hablan estas canciones. El Estado debe garantizar la paz en el territorio nacional para erradicar las expresiones culturales de la violencia.


* Agradezco la charla con El Estopa que sirvió de base para la redacción de este post.
[1] Cancela Cuernavaca concierto del Komander a petición del gobierno estatal
[2] “Estamos en la libertad de no promover este tipo de situaciones”: gobierno de Puebla sobre show del Komander
[3] El Corrido
[4] Documentan 136 mil muertos por lucha al narco; “más que en un país en guerra”
[5] ¿Cuántos periodistas han sido asesinados en los últimos seis años?
[6] Los Tigres del Norte dicen que seguirán tocando narcocorridos
[7] El Komander. Los himnos de la alegría violenta

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