Carmín Tropical, o Una historia de muxes que se entiende perfectamente sin muxes.

Foto tomada de Milenio.com
Hace una semana más o menos que fuimos I, T, G y yo a ver Carmín Tropical, que es un filme ficcional de Rigoberto Pérezcano. Las sinopsis y los artículos que hablan de la cinta comentan que relata la historia de Mabel (José Pecina), muxe, quien había salido de Juchitán, Oaxaca y vuelve solamente para averiguar quién asesinó a su mejor amiga Darina (Juan Carlos Medellín), también muxe.

La narración parece en algunos momentos un falso documental. Acompaña a Mabel en sus pesquisas, recorriendo el pueblo desde el centro nocturno donde trabajaba Darina antes de ser asesinada hasta la jefatura de policía y la cárcel donde permanece encerrado el presunto culpable. En el transcurso de su investigación conoce a Modesto (Luis Alberti), un taxista que termina siendo su chofer personal. La relación entre Mabel y Modesto se torna cada vez más íntima hasta que parece haber un enamoramiento entre estos personajes.

El ritmo es lento la primera mitad, después mejoró un poco, pero solo un poco. La fotografía es buena y los paisajes juchitecos son la pura hermosura. La actuación de José Pecina me pareció simplemente genial. Luis Alberti no me convenció del todo.

Ahora bien, según el título que le di a este post, la trama de la película puede prescindir perfectamente el elemento muxe. La historia pudo haberle permitido a Pérezcano abordar un poco más el tema de la identidad de género en Juchitán. Se menciona tangencialmente la función de los muxes en la familia juchiteca: son quienes acompañan a los papás en la vejez. Sin embargo no se dan más detalles de lo que es un muxe.

Se les trata como homosexuales, y si nos atenemos a la definición estricta, un homosexual es quien siente atracción sexual hacia un integrante del mismo género al que pertenece. Los muxes no son hombres atraídos sexualmente por otros hombres. Se trata de varones que asumen algunos de los espacios sociales, económicos y políticos tradicionalmente ligados a las mujeres y que viven su día a día dentro de estos confines sociales. Sí, cierto es que muchos varones juchitecos tienen sus primeras experiencias sexuales con muxes, pero esto, estrictamente, no sería una práctica homosexual, ya que el muxe no está adscrito al género masculino, es muxe. Es decir que allá en las tierras juchitecas hay tres géneros visibles: mujeres, hombres y muxes. Lo anterior es apenas mencionado en un diálogo de la película (cuando Mabel está de visita en la cárcel).

La historia de Mabel, Modesto y Darina puede ser perfectamente contada y entendida sin muxes y colocando en su lugar a mujeres. En realidad no se consideraron las especificidades características y propias de este tercer género.

Al salir de sala y en los clásicos intercambios verbales post-proyeccionales, hubo ciertas insatisfacciones entre quienes fuimos a verla. G no entendió bien qué es un muxe. I consideró que los muxes fueron un pretexto mal utilizado para la creación de este thriller. T argumentó que la cinta es hiperrealista (locaciones, ritmo) y apuntó que aunque sea un pretexto, al menos servirá para que la gente sepa que existen los muxes. Y yo insistí en la lentitud de la primera parte de la cinta.

Pero en fin, creo que a los críticos de cine les pareció muy buena, ya que ganó el premio a Mejor Largometraje Mexicano en el Festival Internacional de Cine de Morelia.

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