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Échenle una ojeada al discurso de Aristófanes en El Banquete de Platón.
Y hace daño porque parte del supuesto de que la gente está incompleta, que no son seres acabados y que su felicidad depende de que puedan encontrar a esa parte que los haría seres redondos, acabados, completos y no un pedazo de trozo de algo. Crea, por lo tanto, a humanos codependientes, mendicantes de afecto, y limosneros de amor.
Sugiero que dejemos de lado esa concepción babosa y dañina y que nos consideremos seres completos. Seamos autosuficientes y no dependamos del amor y del afecto que nos puedan dar otras personas. Establezcamos relaciones amorosas basadas en la completitud, la plenitud y el gusto de estar, y no en la necesidad y la dependencia de alguien más. Las mejores relaciones amorosas son esas que se dan entre seres felices, seres autónomos, seres independientes que se acompañan porque quieren, porque se les da la gana, y no porque lo necesiten para ser felices.
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