Yo ya no compro en tiendas Oxxo ni en 7-Eleven

Pues eso que dice el título del post. He decidido ya no comprar en esas tiendas. Y no por cuestiones de neo-jipismo ni porque la santa biblia de los rojillos (alias Das Kapital) lo dicte como un dogma inquebrantable.

Verán, he notado que, no en todos los casos pero sí en muchos de ellos, el establecimiento de una tienda de alguna de estas cadenas afecta notablemente a la vida cotidiana de los habitantes de la zona. En algunos casos para bien, acercando ciertos productos a los consumidores, por ejemplo. O acercando servicios como la recarga de saldo al celular, los depósitos bancarios, etcétera.

Pero en otros casos es para mal. Como el sobreprecio con que comercian los productos estas tiendas y que cubre el cliente. O como cuando, ante la competencia de estas cadenas, un tendero tradicional ve reducir sus ventas y termina cerrando su local.

En mi colonia hay cinco tiendas, una cada dos cuadras. Todas atendidas por vecinos y, dada la competencia que existe, no suelen encarecer sus productos. Si se estableciera un Oxxo o un 7-Eleven podría afectar a mis vecinos y, la neta, eso no está chido.

A final de cuentas, mi decisión de no comprarle a estas cadenas es más una decisión de solidaridad con el ciudadano común frente a los grandes consorcios comerciales. No es anticapitalista, porque aún seguiré consumiendo productos en las tiendas. Solo se trata de buscar una alternativa de negocios que no sea nociva (o por lo menos no tan nociva) para la población común y corriente, así como yo.

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