No manejen cansados

Hace mucho que no escribo. No solo para el blog, sino en general. Creo que he estado pasando por una etapa de poca imaginación. En fin. Vengo a contarles algo que pasó anoche y que me dejó preocupado.

Eran como las 10 pm y yo caminaba por Periférico, cerca de su cruce con Renato Leduc. Yo iba en dirección a Gran Sur, pero del lado que va para el otro sentido. El semáforo acababa de cambiar de rojo a verde y había un auto que no se movía, estaba en el carril izquierdo de los laterales. Me llamó la atención que pareciera desocupado. Como estaba obstruyendo el tráfico, pude pasar para asomarme a la ventana.

Sí estaba el conductor adentro, pero estaba completamente doblado hacia un costado, parecía desmayado. Dado que la ventana estaba abajo, pude acercar mi mano para tratar de despertarlo. Lo logré, aunque tardó un poco en reaccionar. Se veía joven, no más de 35 años, barbón y sumamente agotado. Le pregunté si estaba bien, al parecer solo se quedó profundamente dormido mientras la luz del semáforo estaba en rojo.

Además de mí, solo un taxista se acercó a verificar la integridad del conductor. Esto me sorprende negativamente, ya que, según dijo el ruletero, ya llevaba rato así el muchacho. ¿A nadie se le había ocurrido verificar que el conductor estuviera bien?

El caso es que el taxista y también le recomendamos a este muchacho que se orillara, que descansara y luego emprendiera el camino, para evitar un accidente. O un atraco, con la ventana abajo lo pudieron haber hecho bajar del carro y quitárselo.

Él insistió en que estaba bien y pues, no hubo cómo obligarlo a que orillara para descansar.

De verdad, espero que no le haya pasado nada malo y que haya llegado con bien a su destino. Y pues, banda, si ustedes manejan, no lo hagan con el cansancio encima.

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