Sobre la "Feria de la Alegría y el Olivo" y el documental "Alegrilleros somos y en el amaranto andamos"

El sábado pasado fui con I a la Feria de la Alegría y el Olivo, allá en la hermana república de Tulyehualco. Me gustó, a pesar de que esperaba más productores ofreciendo su amaranto. Les recomiendo que vayan, hay cosas verdaderamente sabrosas hechas a partir del huautli (amaranto, pues).

En el marco de esta feria se proyectó un documental llamado Alegrilleros somos y en el amaranto andamos, en la Casa de la cultura. Antes del documental, el historiador Carlos Bravo hizo una síntesis del devenir de esta planta que, dicho sea de paso, estuvo más que genial.

Ya luego proyectaron el documental. Fueron veintisiete minutos de recortes de entrevistas sin pies ni cabeza. Y el mal audio de la Casa de la cultura no ayudó a escuchar muchas de las opiniones de los entrevistados. Básicamente muestra la cosecha del amaranto y la producción de alegrías de manera casera y en talleres, sin hablar del ciclo agrícola de la planta ni del impacto social y cultural de la alegría. El documental fue producido por un equipo de antropólogos sociales de la ENAH encabezados por el Lic. Hilario Topete Lara y fue el resultado de dos años de trabajo. A mí me pareció un trabajo de final de semestre.

Se abrió la participación al público y uno de los productores presentes agradeció la realización del video, pero pidió que se difundiera más porque, según él, de nada sirve que los productores vean un documental porque ellos ya saben cómo se produce el amaranto y que más bien es el consumidor el que debería verlo para que se entere del trabajo que cuesta producir una palanqueta. La respuesta de Montserrat Rebollo Cruz, la antropóloga colaboradora de Topete Lara, fue por demás risible. Dijo que ya habían proyectado el video en el Museo Nacional de Antropología y en una muestra de cine en Zacatecas.

Otra productora aplaudió la iniciativa y les dijo que en Tulyehualco hay jóvenes cineastas que podrían colaborar con los antropólogos y que los productores del amaranto podrían apoyar a la realización de un nuevo documental. Topete Lara dijo que sería difícil volver a reunir a su equipo de trabajo.

En otra participación se comentó que el video era difícil de seguir porque no tenía una estructura narrativa definida y que se notaba mucho la ausencia de un guion cinematográfico. Que le hacía falta abordar cuestiones como el impacto social del amaranto, su relación con los productores, el contexto social e histórico, es decir, una visión interdisciplinaria. Topete Lara dijo que no quisieron asesorarse por un cineasta ya que buscaban un producto diferente, por lo tanto no hicieron un guion ni una edición adecuada. Considero que ese fue un gravísimo error. Dijo también que la mala calidad del video se debía a que habían usado cámaras de baja definición y equipo que no captaba profesionalmente el audio. (Es decir, se le cuestionó acerca del contenido del documental y respondió con excusas sobre la deficiencia técnica del mismo.)

En fin, como dije párrafos arriba, es un montón de recortes mal pegados. Qué vergonzoso es que el video diga que fue hecho por gente de la Escuela Nacional de Antropología e Historia.

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