Piratería 1/6: Ser un papá pirata

Sobre la piratería se dicen muchas cosas en los medios masivos de comunicación, principalmente en la radio y en la televisión. Claro, siempre hablando los que mueven la industria de la música, del cine, del libro o de lo que sea pirateable. Por supuesto que nunca hablan desde una perspectiva social ni mucho menos, lo que habla es la voz del capitalista que ve números rojos en sus estadísticas causados por el enorme número de copias piratas que se venden de sus productos.

He pensado en escribir un texto sobre este asunto, desde mi perspectiva. No desde la óptica del capital ni sus defensores, sino como un clasemediero que soy, como uno de tantos que no tenemos el dinero más que por unos segundos para inmediatamente darlo a cambio de nuestras necesidades básicas.

Ese texto resultó ser un poco largo para un post en el blog y para leerse en pantalla. Yo mismo no lo leería en pantalla de una sola vez. Así que decidí separarlo en seis partes (y un Bonus Track) más o menos cortas, para así dividirlo en entregas y, de esta forma, sea más digerible el asunto.

Esta es la primera entrega de seis:

¿Han visto que los videos domésticos incorporan no sólo avances de próximos estrenos, sino también mensajes antipiratería (hechos por la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica y del Videograma)? ¿Han visto que algunos cedés incluyen una cosa para evitar la copia ilegal?

Hace algunos días estaba viendo nomeacuerdoquépelícula en mi casita, con la familia. Y resulta que salió uno de estos mensajes antipiratería: unas pubertas frente a una computadora, una de ellas comienza a hurgar en el librero de la habitación y saca, horrorizada, un devedé pirata. De ahí comienzan a criticar y hacerle fuchi a la puberta dueña de la ilegal copia, hasta concluir que ésta tiene un papá pirata.

Me dio risa, no mucha, pero sí me reí. Sobre todo por el tono melodramático del asunto. Otro día vi uno en donde el papá llega bien feliz y bien contento con su copia pirata de una película y su hijo le muestra un examen donde se sacó un diez pirata.

Me quedé pensando, pensando en que debe haber en este mundo cientos, miles, millones de papás pirata. Y no, no creo que usen un parche en el ojo. Y me imagino que no sólo compran copias piratas, sino que también las descargan de la red. No sólo de películas, sino música y software también. Y ha de haber varios que distribuyan su colección de películas y/o canciones de mano en mano, de USB en USB, de e-mail en e-mail.

Ser un papá pirata es algo prácticamente inevitable en estos días. Hasta en los hogares "más respetables" encuentras al menos alguna copia ilegal, ya sea de música, de cine o de lo que sea.

Dicen que las empresas que mueven este mercado pierden millones anualmente a causa de la piratería. Y entonces se enojan y pegan el grito en el cielo, más bien, hacen cortometrajes como los antes descritos para proyectarlos en las salas de cine y grabarlos en los devedés comerciales.

Pero las cosas no son tan fáciles como dejar de comprar piratería y cambiar todo por productos originales, no es así de fácil como lo hacen parecer estos cortos antiparatería. Aunque para estos señores, los de la industria de la música y el cine, sea tan fácil decirlo, claro, no ganan lo que un simple mortal.


Parte 1/6: Ser un papá pirata
Parte 2/6: Al alcance del bolsillo popular
Parte 3/6: Una opción ante el mercado establecido
Parte 4/6: Matando al artista
Parte 5/6: Alternativas para disminuirla
Parte 6/6: Otras alternativas legales
Bonus track: Los libros

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