Piratería 2/6: Al alcance del bolsillo popular

Veamos el por qué del asunto. Y también por qué la piratería está tan extendida.

¿Cuál es el salario mínimo vigente en el Distrito Federal? Según la página del SAT, el salario mínimo vigente a partir del 1 de enero de 2009 es de $54.80, para el área geográfica A, donde está el DF. O sea que alguien que gane un salario mínimo al día (en un día de ocho horas laborales) debería tener al cabo de 5 días de trabajo (40 horas) una remuneración de $274.00. La hora le sería pagada a $6.85. El artículo 123 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos dice que "Los salarios mínimos generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos."

O sea que con 274 mugres pesos un padre de familia tiene que arreglárselas para obtener alimento, vestido, habitación, cubrir los servicios básicos como el agua, la electricidad, útiles escolares, uniformes y todavía le debe quedar para invertir en cultura, es decir, ir al cine, al teatro, comprarse un libro o asistir a algún concierto.

Es más que claro que los señores diputados (que son los responsables de crear y modificar las leyes) no tienen ni la más peregrina idea de lo que cuesta vivir.

Bueno, imaginemos que este señor sólo tiene un hijo. Son él, su esposa y su hijo. Tres personas nada más. Y quieren ir al cine. Un boleto del cine cuesta $48.00 en promedio. Entonces tendrían que pagar $144.00 de entradas, más del 50% de los ingresos semanales del padre. ¿Y las palomitas y los refrescos? ¿Y los frijoles para comer en la semana? ¿Y los pasajes para el trabajo y para la escuela?

Entonces, para ahorrar, este señor decide mejor comprar la película y verla en casa, en su Reproductor de DVD de una marca mundialmente desconocida que se compró en el Elektra de su pueblo para poder pagar abonos chiquitos de 15 pesitos semanales, pero que al final sumarán más del doble del precio de contado del producto. Y él lo sabe, sólo que eso de ahorrar es un lujo que con su salario no se puede dar. Así, se dirige al MixUp (no porque le guste ahí, sino porque no hay más) a buscar el título que se le antojó ver en el cine. Supongamos que ya está disponible en DVD, y el mentado disco cuesta $182.00, más que las entradas al cine juntas. Para poder comprar esa película debería ahorrar varias semanas, o comer frijoles (y sin tortillas) durante un considerable tiempo.

Por no dejar de comer, es decir, por no suicidarse y condenar a su familia, decide no comprar ni los boletos ni la película, al fin que luego la pasan en la tele.
Imagen tomada de fatmty.wordpress.com

Ahora bien, imaginemos que a ese mismo padre de familia le fascina la música, nada anormal. Y quiere comprar el nuevo disco del artista que le gusta. Como antes, va a la tienda azul esa y busca el susodicho disco. El precio es de $210.00, casi toda su semana de trabajo. ¿Y el niño? Él le pidió un disco de música infantil que cuesta unos $120.00. Ni a putazos le alcanza para ambos. Así que, como antes, sale de la tienda con las manos vacías.

Ah, pero en el camino se topa con el Pirata del Barrio (nunca falta un pirata en un barrio respetable). Y él, el Pirata del Barrio, tiene la película que buscaba, de a $15.00, y los dos cedés que quiere, $10.00 uno, llévate los dos por $15.00. Entonces este padre de familia hace cuentas, $182.00 del devedé original más $210.00 y $120.00 de los discos original suman $512.00. En cambio, $15.00 de la película pirata más otros $15.00 de los dos cedés piratas suman $30.00, algo así como el 6% de lo que se hubiera gastado en productos genuinos. Y, además, dice el Pirata del Barrio que va calado, va garantizado.

Así es como decide, mediante una simple balanza de prioridades, qué es lo que más le conviene a él, a su familia, a su bolsillo y a su dieta.

Todo esto fueron suposiciones, pero en la vida real, miles de mexicanos sobreviven con menos de un salario mínimo y manteniendo familias de 5 miembros. También en la vida real los precios de los productos genuinos pueden ser aún más altos de lo que acá ejemplifiqué.


Parte 1/6: Ser un papá pirata
Parte 2/6: Al alcance del bolsillo popular
Parte 3/6: Una opción ante el mercado establecido
Parte 4/6: Matando al artista
Parte 5/6: Alternativas para disminuirla
Parte 6/6: Otras alternativas legales
Bonus track: Los libros

Comentarios